Hace un
tiempo atrás decidí comenzar a trabajar en un nuevo libro, con la intención de
reflexionar sobre los cambios que como sociedad estamos viviendo. Un libro que
busque entender la raíz de este proceso que ha influido no solo en el aspecto
económico y político, sino también en lo más profundo de lo social y
psicológico de cada habitante de este planeta.
Es verdad
que en la historia siempre ha habido cambios, porque es lo normal dentro de un
proceso evolutivo, pero estos últimos cambios en el orden mundial, que han
desestabilizado el poder tal como lo conocíamos, nos llevan a un futuro
incierto, que debemos entender para así proyectar y orientar el proceso de
aprendizaje de esta nueva sociedad.
Comencé
entonces a leer e investigar sobre todo el tema de los cambios generacionales,
los que han sido causa y efecto de lo que vivimos hoy, para así enfocar mejor
mi idea de un libro, el que comenzó de inmediato a modificarse.
Mi primer
objetivo entonces fue buscar entender a esta nueva generación, la que el año
2020 será el 75% de la fuerza laboral mundial, lo que significa que queda poco
tiempo. Acá tuve mi primer tropiezo, lo que me ha servido para ir replanteando
este proyecto una y otra vez hasta encontrarlos.
Escribir
un libro que reflexione sobre una nueva generación en este continente comenzaba
a perder sentido si lo quería hacer de la forma en la que estamos
acostumbrados, porque solamente sería entendido por un sector, el viejo, el
nuestro, y mi objetivo principal es que sea leído y entendido por esta nueva
generación también, entonces había que cambiar el enfoque, pensar y reflexionar
como ellos, de forma colaborativa, sin cabezas o líderes claros porque más bien
funcionan bajo una estructura de desarrollo horizontal, que busca respuestas
entre sus pares, compartiendo ideas y confiando en el conocimiento de los
demás, buscando equipos diversos que entre todos apunten a un norte. Entonces
nada de lo que había escrito tenía sentido, me di cuenta que para escribir algo
necesitaba diversidad, de ideas, de pensamiento y sobre todo la confianza
absoluta en un equipo. Acá es donde llego a ustedes, los necesito como
colaboradores de un sentido común, un continente que busca mirar el futuro
desde distintos puntos de vista, no solo intelectual sino también físico y
geográfico, que venga de la mano con el enriquecimiento de lo cultural.
Por otro
lado quiero pronto comenzar una investigación que nos proporcione datos reales
de esta nueva generación, y aunque hay estudios y encuestas, ninguna se enfoca
en nuestra región.
¿Cuál es
el objetivo entonces de todo esto? Buscar una carta de navegación que nos
permita entender hacia donde nos llevan los llamados “millenials” (nacidos
después de 1980” y ojalá también un mejor nombre para describirlos) para así
transformar esto en una herramienta que ayude al mundo empresarial,
educacional, político, religioso, etc. A
entender y prepararse para los cambios que se avecinan.
Un
ejemplo que me ha gustado al hablar del tema me lo dio un reconocido
empresario:
“Nos
prepararon para que el trabajador se sienta motivado y crearon incentivos para
ello, principalmente aspectos económicos, la foto de la mansión y del yate era
una caricatura de lo que los empleados querían obtener, y para eso debían
trabajar, fuera o no posible. Hoy esos incentivos no sirven, no motivan,
importa más el tiempo personal, las proyecciones profesionales e incluso
familiares que tengan los ahora colaboradores. Buscan retomar la ética, hacer
empresas que sean un aporte a la sociedad. Tienen conciencia de la responsabilidad
social, le dan más valor a otras cosas que antes no eran importantes. Hay un
cambio potente y tenemos que hacernos cargo, como empresarios, como profesores,
como políticos o como guías sociales e incluso espirituales.”
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